Alimentación Consciente
Saber lo que ingerimos es el primer paso hacia la salud total y su consiguiente calidad de vida. Puede ser que nos gastemos una fortuna en el mercado, comprando los productos más de moda o más costosos, aquellos que nos recomiendan los gurús de la alimentación desde todas las plataformas sociales y medios de comunicación.

Sin embargo, nuestra salud no es la óptima ni representa los esfuerzos monetarios, físicos ni de propósito que le dedicamos. Enfermedades y malestares nos acechan a cada paso del camino y terminamos engrosando las filas de usuarios de un sistema de salud, comprobadamente inepto y nefasto, dentro del cual y una vez que te atrapa, recorres una espiral que poco a poco te convierte en adicto a los medicamentos y a las largas esperas y maltrato a tu estado anímico y mental.

¿La causa? Comemos sin pensar, comemos porque nos da hambre, sabemos que debemos hacerlo y nos lo enseñaron desde pequeños. Ahí está el error. Alimentar la delicada maquinaria que es el cuerpo humano, requiere de amor, sentimiento, preocupación, gusto y paladar. Es el momento en el que nos consentimos, nos queremos, demostramos la pasión por la vida que nos fue otorgada. Queremos mimarla, cuidarla y preservarla el mayor tiempo posible.
Así que queridos amigos, póngale pasión y sentimiento a su alimentación, busquen una calidad de vida digna de envidia, mimen la vida y ella se los devolverá con creces. En nuestras próximas entregas, vamos a iniciar ese camino de la alimentación consciente, desde cero, atendiendo a las necesidades de cada uno, no a las de la masa, sólo cada uno de nosotros puede escuchar la voz de su interior, empecemos a prestarle atención, generalmente se preocupa por preservar la vida.

Aprenderemos a escoger los mejores alimentos para cada uno, cuándo y dónde comprarlos, cómo almacenarlos y la mejor manera de consumirlos. Alimentos y técnicas recicladas de nuestros ancestros, productos de la madre tierra, con el mínimo procesamiento y tratamiento químico. Técnicas de cocción respetuosas con el medio ambiente y nuestros congéneres, alimentos que nutran y sanen, contrarresten las agresiones cotidianas a las que estamos expuestos.

¿Quiere esto decir que comer se volverá aburrido y carente de gracia? No, de ninguna manera. Se convertirá en un placer cotidiano y renovador que nos permitirá alcanzar lo mejor de la vida, plenos de vida.

 

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